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lBueenatra Reseñas

            Jo h n P i p e r ( 1 9 4 5 ) .                          predicación en una forma diferente de como preparó a Pablo?
                                  Pastor, evangelista, teó-         Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas,
                               logo, escritor de diversos           de tal modo que aún perdimos la esperanza de conservar la
                               libros y profesor de teo-            vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte,
                               logía. Pastoreó por 33               para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que
                               años la Iglesia Bautista de          resucita a los muertos (2 Corintios 1:8,9).
                               Bethlehem, en Minneapolis.
                               Por su trayectoria y exce-               Y para que la grandeza de las revelaciones no me exal-
                               lentes textos centrados en           tase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne…
                               Cristo, sus libros se han con-       para que no me enaltezca sobremanera (2 Corintios 12:7). Los
vertido en lectura obligada de los cristianos de hoy.               peligros de la propia confianza y la propia exaltación en el
    La supremacía de Dios en la predicación demanda que             ministerio de la predicación son tan insidiosos que Dios nos va
desplegar y magnificar la gloria de Dios sea nuestra meta cons-     a golpear, si tiene que golpearnos, a fin de liberarnos de nuestra
tante en la predicación, y la completa suficiencia de la cruz del   autoconfianza y el uso casual de nuestras técnicas profesionales.
Hijo de Dios sea la validación consciente de nuestra predicación
y la humillación de nuestro orgullo. Sin embargo, nada de esto          Por eso Pablo predicaba “en debilidad y mucho temor y
ocurrirá en nosotros solos. La soberana obra del Espíritu Santo     temblor” reverente ante la gloria del Señor, quebrantado en su
deberá ser el poder por el que todo sea hecho. ¡Cuán depen-         orgullo original, crucificado con Cristo, evitando las apariencias
dientes somos del Espíritu Santo en la tarea de la predicación!     elocuentes e intelectuales. ¿Y qué sucedió? ¡Hubo una demos-
Toda predicación genuina comienza con un sentido de deses-          tración de Espíritu y poder! (2:4). Sin esta demostración de
peración.Te despiertas el domingo por la mañana y puedes            Espíritu y poder en nuestra predicación, nada de valor dura-
percibir el humo del infierno a un lado y la fragante brisa del     dero se logrará, no importa cuánta gente admire la fuerza de
cielo en el otro.Vas al estudio y miras tu pobre manuscrito, y te   nuestros argumentos y goce nuestras ilustraciones o aprenda
arrodillas y clamas:“Dios, ¡esto es tan pobre! ¿Quién creo que      de nuestra doctrina. La meta de la predicación es la gloria
soy? ¡Qué osadía es pensar que en 3 horas mis palabras serán        de Dios en la grata sumisión de Su pueblo. ¿Cómo recibirá
olor de muerte para muerte y fragancia de vida para vida! (2        Gloria Dios de una acción que es tan patentemente humana?
Corintios 2:16) Mi Dios, para estas cosas, ¿quién es suficiente?”.  1 Pedro 4:10,11 nos da una tremenda respuesta a esta pre-
Phillips Brooks acostumbra a aconsejar a los jóvenes predica-       gunta:“Cada uno conforme al don que ha recibido, minístrelo a
dores con estas palabras: “Nunca permitas sentirte igual a tu       los otros, como administradores de la multiforme sabiduría de
trabajo. Si alguna vez sientes ese espíritu creciendo en ti, ten    Dios. Si alguno habla, hable conforme a la sabiduría de Dios;
miedo”.Y una de las razones para temer es porque tu Padre           si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da,
te va a quebrantar y te humillará. ¿Hay alguna razón para           para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien
pensar que Dios debería prepararte a ti para el ministerio de la    pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
                                                                    Amén”. [Fragmento tomado del libro La supremacía
                                                                    de Dios en la predicación, Editorial Faro de Gracia,
                                                                    2004]

    Vas al estudio y miras tu pobre
manuscrito, y te arrodillas y clamas:
“Dios, ¡esto es tan pobre! ¿Quién creo
 que soy? ¡Qué osadía es pensar que
en 3 horas mis palabras serán olor de
 muerte para muerte y fragancia de

                vida para vida!

                                                                    BUENA LETRA 15
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