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Llamado para
escribirPor César Moisés Carvalho
Nací en una familia humilde aeropuerto y me llevaron al lugar del era responsable, pues yo mismo no
con pocas perspectivas evento. creía que pudiera ser publicado.
de un futuro prometedor.
Desde los 7 años tuve Todavía me es difícil verme como Durante varios años había servido
un autor, pero en aquel tiempo no como maestro de Escuela Dominical
que trabajar, y a los 12 abandoné y también como superintendente
la escuela, sólo regresando cuatro cuando me encontré sin empleo
años después. En 1989 mis padres secular. Escribí Marketing para la
se convirtieron a Cristo y yo, dos Escuela Dominical a mano, sobre
años después. En 1998, con apenas una tabla de planchar, desde agosto
21 años, ya era padre de una her- de 2001 hasta febrero de 2002. Este
mosa niña, había estudiado teología texto quedaría por cuatro años en
y periodismo y fui invitado a dirigir el la editorial sin una respuesta. Ya sin
grupo de jóvenes de la iglesia. esperanza alguna, decidí buscar otra
Entonces decidí escribir sobre la editorial, pero finalmente el direc-
historia de las Asambleas de Dios fun- tor de la editorial se comprometió
dada en mi pequeña ciudad brasileña a publicar el libro. Fue lanzado en
en 1956. Inicialmente pensé en sólo enero de 2006, y ganó el premio por
un mural con fotos y textos, pero era la Asociación de Editoriales Cristianas
mucho material. Imaginé entonces (ASEC) en Brasil por mejor libro de
un periódico, pero el precio casi era Educación Cristiana de 2006.
el mismo de un pequeño libro. Desde entonces he escrito setenta
Así llegó la idea de mi primer libro, artículos publicados en varias revistas,
Historia de las Asambleas de Dios en era nada perceptible. Aun así, tuve ocho libros, dos de ellos premiados,
Goioerê, autopublicado en 1999. Fue una “inspiración” de escribir un artí- algunos comentarios de revista de
un trabajo duro, escrito todo a mano, culo para una revista de la CPAD. Escuela Dominical, prefacios para
y luego entregado a otro para pasar Mantengo hasta hoy ese texto escrito veinte libros, varios capítulos en
a un ordenador y entonces grabar en a mano que un amigo pasó al orde- libros y hasta comentarios en una
un disquete. nador, ¡pero no “salvó” el archivo Biblia de estudio. Mi último libro
Durante ese tiempo, vi un anun- por falta de memoria! Sin embargo, Pentecostalismo y posmodernidad
cio sobre el Primer Seminario llevé el material impreso a un amigo fue publicado también en español
de Escritores Evangélicos, auspi- para enviar vía fax a la CPAD. Ya me por Editorial Patmos.
ciado por la Casa Publicadora de había olvidado de ello cuando meses Si en mi infancia alguien me dijera
las Asambleas de Dios (CPAD). Mi después mi pastor me dijo: “César, que saldría de una pequeña ciudad
corazón palpitó más fuerte y pensé acabo de recordar que hace unos para vivir en una metrópoli de casi
que debía participar. Pero ¿cómo? veinte días te llamó alguien de la 7 millones de personas, viajaría por
Trabajaba como electricista inde- CPAD buscándote sobre un material unos diez países y por todo Brasil
pendiente y nunca había llegado que usted les envió”. Finalmente, para presentar conferencias, jamás
más lejos que Curitiba, capital de mi mi primer artículo, “Id con poder y lo hubiese creído. Pero cuando me
estado. Parecía imposible, pero me autoridad”, fue publicado en octu- convertí al Señor, el Creador llamó
regalaron un pasaje aéreo de ida y bre de 1999. Algunas personas me a aquel niño para hacer algo en Su
una de autobús para la vuelta. Llegué preguntaron cómo lo había conse- obra. Si usted tiene un llamado y la
a Río de Janeiro solo, sin conocer a guido, a quién conocía y cuál era mi vocación para escribir, cree y estudie,
nadie y, por providencia divina, formación universitaria. Simplemente prepárese, pues el Señor quiere hacer
lunos hermanos me recibieron en el respondía que la misericordia divina grandes cosas con su vida. B
César Moisés Carvalho es responsable de la evaluación y edición de todos los libros publicados por
la Casa Publicadora de las Asambleas de Dios de Brasil.
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