Cuando un escritor intenta asumir por su cuenta y riesgo el proceso editorial de la publicación de su libro, prescindiendo del trabajo profesional de varias especialidades, se mete en camisa de once varas, y el resultado casi siempre es desastroso.
Llueven los ejemplos a diario.
No hay por qué asumir que un escritor, por si fuera poco, debe ser también un editor, corrector de estilo, diseñador grafico e impresor. Tampoco agente literario, librero, distribuidor y publicista.
Pero un síndrome moderno de la autopublicación es ponerse en manos de plantillas prefabricadas de diseño y correctores de texto automáticos, cuando no la práctica muy común de someterse a “editores” inexpertos o inescrupulosos.
Lo cierto es que, con un golpe de vista, el lector avezado puede distinguir la descuidada edición de un libro artesanal y sospechar de ella como algo intrascendente y de segunda categoría.
Vea a continuación algunos de los errores más comunes de una aventura editorial por cuenta propia:
• Diseñar escribiendo. Algunos escritores piensan que deben escribir sobre una plantilla de página, y se rompen la cabeza con esto, distrayéndose de su misión más importante, el texto. ¡Olvídese las tabulaciones, las sangrías y la separación entre párrafos! No piense el en diseño hasta terminar de escribir su libro.
• Descuidar la ortografía. No se confíe. Es muy difícil autoevaluar hasta qué punto es buena nuestra ortografía. Cuatro ojos ven más que dos.
• No distinguir entre las características y el orden de aparición de una introducción, prefacio, prólogo, índice, dedicatoria y otras secciones del libro. Tampoco entre un ISBN, un Código de Barra y un registro de derechos de autor.
• Abusar de las citas, los destaques, subrayados, negritas y mayúsculas.
• No prestar atención a los folios de las páginas y la presentación adecuada de los capítulos. ¡Por favor, empiece sus capítulos en página impar!
• Usar ilustraciones tomadas de la Internet sin considerar los posibles derechos de autor.
• Enamorarse a ultranza de un título contraproducente o de portada imposible en mente. Escuche opciones. ¡Dele libertad a un diseñador profesional!
• Atiborrar de texto la contraportada del libro.
• Creer que lo más importante es cómo luce el libro o, a la inversa, suponer que un buen texto no pasará desapercibido. ¡Hay que atender todos los aspectos de contenido y forma!
• Pensar que con la impresión del libro ahí termina todo. Ese es solo un capítulo de la aventura editorial. Queda ahora lograr que su libro llegue a manos de los lectores.
Nuestro consejo: Vaya a una librería, vea las mejores ediciones afines a su texto, y no se conforme con menos.
Por Jorge Julio Gonzalez, editor de Christian Editing
Saludos al colectivo editorial
Me dirijo a vosotros desde Madrid España, ya que he escrito varios libros, pero uno de ellos es un libro de lecturas devocionales titulado: Momentos con Jesús. Como autor y editor fabriqué 50 de ellos para presentarlo en mi iglesia y al final se agotaron.
Quisiera que lo revisaran, pudiera ser (como me han dicho los lectores) que le resulte interesante.
Si vosotros me permitieran que les envíe la introducción y algunas lecciones diarias con gusto lo haría.
Es un placer en el nombre del Señor y espero vuestra respuesta
Andrés López